Ordenación Sacerdotal de Nelson Rubio

Publicado: December 16, 2017

Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía en la Catedral de San Andrés en Little Rock el sábado, 16 de diciembre de 2017. Está basada en las siguientes lecturas: Jer 1:1,4-10; Heb 5:1-10; y Jn 4:5-15,19-26,40-42.


Obispo Taylor

Mientras leía las lecturas que Nelson eligió para su ordenación, unas cuantas cosas me llamaron la atención inmediatamente.

En nuestra primera lectura, Jeremías se resistió cuando Dios lo llamó, diciendo entre otras cosas: “Yo no sé expresarme”. Cuando Dios llamó a Nelson, él no sabía todavía cómo expresarse en inglés, pero Nelson no se resistió — él dijo: “¡Sí!” A Jeremías, Dios le dijo: “pues irás a donde yo te envíe”. Para Nelson eso significó irse a Arkansas. Y así como Jeremías, él dijo “¡sí!”

En nuestra segunda lectura de Hebreos, el autor dice que aunque Jesús era el Hijo de Dios, “aprendió a obedecer padeciendo, y llegado a su perfección, se convirtió en la causa de la salvación eterna para todos los que lo obedecen”. Y esto verdaderamente concuerda con la vocación de Nelson, quien hoy se convierte en un "alter Christus", "otro Cristo" mediante su ordenación.

Nelson, antes de que el Señor te “formara en el seno materno, te conocía” y aún sin saberlo, “desde antes de que nacieras” él ya te había designado para una misión específica en su plan divino: convertirte en un sacerdote de la Diócesis de Little Rock.

Él ha aprendido obediencia — él ha aprendido a escuchar a Dios con un corazón amoroso y a hacer lo que Dios pide de él — a través de lo que él ha padecido y continúa padeciendo. Más obviamente los dolorosos y debilitantes efectos del síndrome de Guillain-Barré, pero también el sufrimiento de otras pérdidas, incluyendo lo que está ocurriendo en Venezuela y el no poder regresar allá ni siquiera para visitar a su mamá. Y aun así como con Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, Nelson ofrece su padecimiento por la salvación de las almas.

Y luego nuestro hermoso relato en el Evangelio sobre la conversación de Jesús con la mujer samaritana, donde Jesús la guía paso a paso a tener fe en Él como Salvador del mundo. Y claro, como sacerdote Nelson acompañará a muchas personas en sus propios caminos de fe.

Atendiendo a aquellos en la periferia: a minorías étnicas como los samaritanos en tiempos de Jesús, a aquellos cuya historia matrimonial es complicada, así como la mujer con seis matrimonios fracasados y contando, desafiando a los demás a ser más acogedores así como Jesús desafió a sus propios discípulos quienes se sorprendieron de que Él se asociara con una mujer así, y mucho menos que la tomara tan en serio como para hablar sobre teología con ella. Ofreciéndole agua viva, invitándola a dejar a un lado sus dioses falsos para adorar al verdadero y único Dios “en espíritu y en verdad”.

Nelson, antes de que el Señor te “formara en el seno materno, te conocía” y aún sin saberlo, “desde antes de que nacieras” él ya te había designado para una misión específica en su plan divino: convertirte en un sacerdote de la Diócesis de Little Rock.

Tú llegaste a conocer su plan para tu vida gradualmente, formado en la fe inicialmente por tu madre y por el seminario menor en Venezuela, y luego más recientemente aquí en los Estados Unidos, en Arkansas y Wisconsin. Hoy nos reunimos con personas que vienen de cerca y de lejos cuyas vidas ya has tocado y quienes están agradecidas porque tú respondiste “sí”.

Entonces, ¿qué reflexiones quiero dejarte hoy? Tres cosas:

Primero, tú debes estar “consagrado a la verdad” — Dios consagró a Jeremías como “profeta para las naciones” y lo mismo es cierto para ti. Esto significa predicar toda la verdad del Evangelio, incluyendo aquellas partes que la gente no quiere escuchar. Es solamente convirtiendo corazones que cambiaremos el mundo y eso requiere luchar contra la maldad … y no siempre es muy bonito.

Segundo, tú debes ser un hombre de oración — la Liturgia de las Horas, una hora santa diaria, Misa diaria, etc. ¿De qué otra manera aprenderás del corazón de Cristo aquellas verdades que el Señor está tratando de revelarte a ti y a tu pueblo? Y la paciencia que requiere el ministerio.

Tercero, tú debes morir a ti mismo. Tu vida ahora es una vida para vivirse por los demás, todo para dar mayor gloria a Dios. De esta manera tu vida será conformada a la de Jesús el Buen Pastor, quien no vino para ser servido sino para servir y finalmente para entregar su vida  —  y ahora tu vida de una u otra manera — por el rebaño que ha sido confiado a tu cuidado.

¡Gracias Nelson por tu “sí”! ¡Que Dios te conceda una larga y próspera vida en su servicio!