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Diócesis Católica de Little Rock
Publicado: May 15, 2025
El Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía en la Catedral de San Andrés en Little Rock el jueves, 15 de mayo de 2025. Está basada en Jeremías 1:4-9.
Duwan, eres el segundo de los cinco seminaristas que serán ordenados al diaconado durante este mes mariano de mayo y, como todos sabemos, tú eres motivo de mucho orgullo entre los católicos afroamericanos de Little Rock.
Me alegra que te ordenamos justo después de la elección del Papa León XIV, quien se sabe que tiene ascendencia criolla de Luisiana y, por lo tanto, al menos algo de ascendencia católica afroamericana. ¡No es una mera coincidencia! Y si Dios quiere, el año que viene serás ordenado nuestro segundo sacerdote afroamericano, 37 años después de nuestro primer sacerdote afroamericano, el Padre Harvey, quien te abrió el camino.
Sé que asistirás a las ordenaciones de tus hermanos seminaristas, así que sepa que lo que le comparto hoy se aplica también a ellos, y viceversa. Y me complace ver que elegiste Jeremías 1,4-9 para la primera lectura de tu ceremonia, el pasaje que comienza “Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del vientre materno, te consagré; te nombré profeta para las naciones”.
Duwan, si lo sabías o no, el Señor ha tenido planes para ti desde antes de que nacieras. En ese sentido te ha llamado desde el vientre de tu madre, y como Jeremías, tú has respondido “sí”. Esto no es de tu propio mérito, es el Señor quien te llama y te forma y hoy te ordena diácono para servirle, y Dios mediante, ¡el próximo año como sacerdote!
Me gustaría comentar sobre esta lectura hoy y notar que mientras esta es tu ordenación, lo que tengo que decir aplica a todos en el Orden Sagrado. “Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del vientre materno, te consagré; te nombré profeta para las naciones.”
Aquí Jeremías dice básicamente dos cosas: 1.) Tu vocación es por iniciativa de Dios, no por iniciativa propia. Es parte del plan de Dios y de hecho, fue por ese mismo propósito que naciste, y 2.) la misión de Jeremías dentro de ese plan fue ser un “profeta para las naciones”. Y ambas son cierto no solamente para Jeremías, sino también para cualquier persona a quien el Señor llama para el ministerio público en la Iglesia.
1.) Duwan, el orden sagrado no es una carrera. Es una vocación. La gente elige una carrera, pero una vocación es elegida para nosotros por Dios. La gente elige una carrera, pero Dios elige una persona. La gente trata de averiguar qué camino de la vida les convendrá mejor, lo que ellos piensan que prometerá la mayor felicidad o incluso la mayor prosperidad.
Pueden hacer un análisis del costo y beneficio o tomar un examen de aptitud para ayudarles a elegir una carrera que les convenga mejor. Pero discernir una vocación no es como eso. Una vocación es un llamado. El asunto no es lo que nosotros queremos, sino más bien lo que Dios quiere. Dios elije, Dios llama y así como Jeremías, nuestra única opción es decir “sí” o decir “no”.
La iniciativa es de Dios y por eso, Duwan, la decisión de elegirte a ti para el diaconado y eventualmente para el sacerdocio ya estaba hecha incluso antes de que fueras formado en el vientre de tu madre. Como Jeremías, ¡fue para este mismo propósito que incluso naciste!
2.) Y ¿qué fue específicamente ese propósito? Ser “un profeta para las naciones”. El Señor dice: “Irás a donde yo te envíe y dirás lo que yo te mande”. Un profeta es un mensajero de Dios, algo así como un ángel, pero arraigado en la condición humana. Algunas veces ese mensaje puede hacer referencia al futuro, pero usualmente es un mensaje que brindará consuelo a los afligidos y afligirá a los consolados.
Brindará sanación a los abatidos y llamará a los pecadores al arrepentimiento. Y como diácono tú serás un ministro de la palabra de Dios en el Evangelio que proclamas, en las homilías que predicas y en la manera en que vives tu vida. El mensaje de Dios en nuestras lecturas nos afirma: “No tengas miedo, porque yo estoy contigo para protegerte”. Pero eso implica que hay desafíos qué enfrentar al hacer la voluntad de Dios y proclamar la verdad de Dios, algunas veces no tan popular. Jeremías nos recuerda que al único a quien realmente tenemos que complacer es el Señor.
Duwan, si lo sabías o no, el Señor ha tenido planes para ti desde antes de que nacieras. En ese sentido te ha llamado desde el vientre de tu madre, y como Jeremías, tú has respondido “sí”. Esto no es de tu propio mérito, es el Señor quien te llama y te forma y hoy te ordena diácono para servirle, y Dios mediante, ¡el próximo año como sacerdote!