Misa de la Fiesta de Sta. Teresa de Calcutta 2022

Publicado: September 5, 2022

El Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía en la Iglesia de Nuestra Señora del Buen Consejo en Little Rock el lunes, 5 de septiembre, 2022.


Obispo Taylor

Este año celebramos la fiesta de la Madre Teresa hacia el comienzo del proceso de avivamiento eucarístico de tres años de nuestro país. Ya escucharon un mensaje mío grabado lanzando este tiempo de avivamiento en junio de este año en la fiesta del Corpus Christi, el Cuerpo y la Sangre del Señor.

En una semana y media, escucharán un segundo mensaje mío, esta vez centrado en la adoración eucarística y el sacramento de la reconciliación, que son elementos muy importantes de la vida espiritual de nuestras Misioneras de la Caridad en general, y la Madre Teresa en particular.

La Madre Teresa era famosa por su servicio desinteresado a los más pobres entre nosotros, pero la razón por la cual este servicio fue tan efectivo e inspirador fue que todo lo que hizo se centró en la oración. Por eso insistió en que sus Misioneras de la Caridad rezaran una hora santa todos los días, y por eso insisto en que nuestros seminaristas que algún día les servirán como sacerdotes hagan lo mismo.

Bajo esa luz, ella también fue profundamente pro-vida a lo largo de toda la vida, hasta la muerte natural. Ella trató a cada persona con la dignidad inherente que merecía como hijo o hija de Dios. No importaba cuán repulsivo fuera, ni si era lo que llamaríamos una persona buena.

Esto es lo que ella dijo: “Hago una hora santa cada día en la presencia de Jesús en el Santísimo Sacramento. Todas mis hermanas de las Misioneras de la Caridad también hacen una hora santa diaria, porque descubrimos que, a través de nuestra hora santa diaria, nuestro amor por Jesús se vuelve más íntimo, nuestro amor mutuo más comprensivo y nuestro amor por los pobres más compasivo.”

Fue durante este tiempo con Jesús que la Madre Teresa no solo encontró el valor para ministrar en situaciones que ustedes y yo habríamos encontrado muy repulsivas, sino que también es la fuente de su valor para decir la verdad con amor. Sabía que al único que tenía que complacer era al Señor.

Entonces, por ejemplo, recuerdo la conmoción que hizo, sacudiendo a algunos de nuestros políticos, cuando en el Desayuno Nacional de Oración de 1994 en Washington habló claramente sobre el tema del aborto. Creo que fue entonces cuando dijo que si las mujeres estadounidenses abortistas llevaran a término a sus bebés, ella ayudaría a encontrarles un buen hogar en la India.

¡Ella era inequívocamente pro-vida! Creo que hubo otra ocasión en la que observó que Estados Unidos es un país mucho más pobre que la India, porque en la India pueden parecer pobres, pero incluso las mujeres más pobres allí pueden al menos encontrar la manera de darles a sus hijos el regalo de vida. Dijo la verdad con amor.

Bajo esa luz, ella también fue profundamente pro-vida a lo largo de toda la vida, hasta la muerte natural. Ella trató a cada persona con la dignidad inherente que merecía como hijo o hija de Dios. No importaba cuán repulsivo fuera, ni si era lo que llamaríamos una persona buena.

Había aquellos cuyas elecciones de vida eran muy malas y que tal vez ahora sufrían las consecuencias de esas decisiones, a menudo decisiones con las que la Madre Teresa no estaba de acuerdo. Pero aun así, sabía que cada uno de ellos había sido creado a imagen y semejanza de Dios, y el tratarlos con bondad, dignidad y respeto servía para recordárselos.

Esos son los pensamientos que me gustaría compartir con ustedes hoy. El Señor nos invita a cada uno de nosotros a escuchar su voz y escuchar lo que nos pide. Lo haremos mejor pasando primero tiempo en la adoración de nuestro Señor Eucarístico, centrando nuestra propia vida en la oración, y luego saliendo a decir la verdad con amor y buscando formas de honrar la dignidad de cada persona con la que nos encontremos en el curso del día.

Y aquí no estamos hablando de algo necesariamente grande. Como dijo la Madre Teresa tan famosamente: "No todos podemos hacer grandes cosas, pero todos podemos hacer cosas pequeñas con gran amor".