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Diócesis Católica de Little Rock
Publicado: October 1, 2011
Este es el 5º artículo de una serie de trece
Por Cackie Upchurch
Directora del Estudio Bíblico de Little Rock
Desgraciadamente es muy común en nuestra cultura hacer chistes sobre los suegros y particularmente sobre la suegra. A veces la relación entre suegra y nuera puede ser áspera y difícil. Sin embargo, el libro de Rut nos ofrece una perspectiva muy distinta sobre esta relación a menudo maleada. Es de esperar que la historia de Naomi y su nuera Rut también nos proporcione otras lecciones.
La historia comienza y termina en Belén, una aldea que en hebreo significa "casa de pan." Es interesante que esta aldea siglos más tarde sea el lugar de nacimiento de Jesús, que se identificó a sí mismo en el evangelio de Juan, capítulo 6, como "pan de vida." En el libro de Rut, sin embargo, es una aldea que está pasando por una hambruna.
En la mayor parte del mundo antiguo, como en muchos lugares sin desarrollar de nuestro mundo, la única manera de sobrevivir una hambruna es trasladarse a un lugar más fertil si es posible. Naomí, su esposo y sus hijos, hicieron eso al cruzar el Río Jordán a Moab (parte de Jordania en la actualidad). Se establecieron y sus hijos incluso se casaron con mujeres moabitas, Orfa y Rut.
Después de unos diez años, después de la muerte del esposo y los hijos de Naomi, llegó la noticia de que Belén se estaba recuperando. Naomi se puso en marcha de regreso a Belén y animó a sus nueras a regresar con sus familias en Moab. Orfa hizo lo que le aconsejaba Naomi, pero Rut en cambio comprometió su vida a Naomí, con las conocidas palabras (Rut 1,16-17):
Donde tú vayas, iré yo
Dondequiera que habites, allí habitaré.
Tu pueblo será mi pueblo
Y tu Dios, mi Dios.
Dondequiera que tú mueras, allí moriré
Y allí sere enterrada.
Alguien puede encontrar irónico que estas palabras que se usan tan a menudo para el sacramento del Matrimonio, eran originalmente una promesa de una nuera (y encima, extranjera) a su suegra, de una viuda a otra. Pero a medida que se desarrolla la historia, las palabras se convierten en un testimonio poderoso del tipo de amor práctico necesario para la supervivencia física de estas dos mujeres, y en salud necesaria espiritual para todos los tiempos.
En la cultura de la región mediterránea de la antigüedad, las mujeres eran particularmente vulnerables, y especialmente si no tenían un pariente varón para protegerlas. La ley de Israel incluía protección específica, pero limitada, para las viudas (ver Éxodo 22,21-22 y Deuteronomio 24,17)-- probablemente porque a menudo se las descuidaba. De hecho, los escritos de los profetas (ver Isaías 1,23; 10,2 y Malaquías 3,5), indican que el abuso de las viudas es razón para el enojo y juicio de Dios contra Israel.
La necesidad exigía que las dos mujeres encontraran un modo de supervivencia, y la ley judía proporcionaba un modo escaso de salir adelante a duras penas (ver Levítico 19,9-10 y Deuteronomio 24,19-22). Dejar sobras era la práctica prescrita de permitir a los marginados que repasaran los campos después de la primera cosecha antes de preparar los campos para el barbecho. Rut, la más joven de las dos mujeres, aprovechó esta práctica en los campos de Boaz, un pariente lejano de Naomi.
La devoción de Rut a su suegra, su disposición y voluntad de hacer lo que fuera necesario para la supervivencia, y su ánimo de trabajo, llamó la atención de Boaz. Naomi conocía las costumbres de su pueblo y las utiliza para ayudar a Rut a encontrar un modo creativo de transformar la relación entre amo y sirviente en una relación entre esposo y esposa.
El matrimonio entre Boaz y Rut no solo proporcionó seguridad y protección a ambas mujeres, sino que también produjo un heredero. El hijo de Rut, Obed, sería el abuelo del Rey David y así Rut sería recordada por siempre en la genealogía de Jesús (ver Mateo 1,5).
La relación entre Rut y Naomi es una reflexión del fiel amor de Dios ofrecido a Israel y a nosotros en el don de la alianza. Su historia ilustra la fuerza del compromiso mutuo entre personas. Cuando optamos por entregarnos en amor a otra persona, formamos una relación que da testimonio de la fidelidad de Dios, no sólo de la nuestra.
Rut y Naomi también compartían un compromiso mutuo con la supervivencia. A veces una misión grande y necesaria puede ser el lugar donde descubrimos nuestros propios talentos y en el proceso descubrimos también la presencia permanente y creativa de Dios con nosotros.
El libro de Rut no hace referencia directa a la alianza de Dios con Israel pero no hay duda de que se cuenta en todas las generaciones como testimonio de esa alianza. El amor fiel es un rasgo permanente de la alianza; pocas historias encierran esa lección mejor que ésta.
Este artículo fue originalmente publicado en el Arkansas Catholic el 1 de octubre de 2011. Derechos de autor Diócesis de Little Rock. Todos los derechos son reservados. Este artículo podrá ser copiado o redistribuido con reconocimiento y permiso del editor.