Ordenación Sacerdotal del Diácono Jack Sidler

Publicado: December 20, 2014

Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía en la Iglesia de San Benito en Subiaco el sábado, 20 de diciembre, 2014. Está basada en estas lecturas: Isaías 7, 10-14; Salmo 40; 3; Juan 5-8; y Lucas 1, 26-38.

Descargar MP3 en su dispositivo


Obispo Taylor

“Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo … porque nada es imposible para Dios”. Jack, no sólo aparece esta frase en el Evangelio de hoy, el sábado de la 3ª semana de Adviento, también aparece en el Evangelio de mañana, el 4º Domingo de Adviento — el día cuando celebrarás tu 1ª Misa de Acción de Gracias, y de todos las lecturas del Evangelio que pudiste haber escogido, esta es la que elegiste para tu ordenación al sacerdocio. Y te queda porque, ¡ahí tienes a la Madre Iglesia que ha elegido a uno de sus hijos para ser sacerdote a pesar de su vejez, porque nada es imposible para Dios!

Pero hay más en esta lectura del Evangelio que sólo eso: ¡contiene la historia de la vocación de María!  Llamamos este evento “la Anunciación” pero también se trata sobre su respuesta al llamado de Dios. Contiene su primera proclamación de las Buenas Nuevas de nuestra salvación: el Ángel Gabriel anunció que Dios había elegido a María para un papel muy importante en su plan de salvación.

Ella concebirá al tan esperado Mesías, el Hijo de Dios quien sabemos que vencerá el poder del pecado y de la muerte, nos liberará de todo lo que nos ata y dispersa la oscuridad con la luz del amor abnegado. Y la historia concluye cuando María abraza el llamado de Dios: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”.

En cada Misa que celebres, en cada homilía que prepares, cada vez que interactúes con el pueblo de Dios confiado a tu cuidado. Tú debes llevar la alegría del Evangelio en cada bautismo, en cada boda, en cada persona que visites en el hospital.

Observen que Dios tiene un plan para María, pero ella todavía tenía que abrir su corazón a lo que Dios le estaba pidiendo. Ella podía hacer esto porque era una mujer de oración, una mujer que siempre quería hacer la voluntad de Dios. Y ahora que sabía lo que esto significaba, ella estaba dispuesta a tomar el riesgo de responder “¡sí!” aunque no se le dieron los detalles de cómo sucederían las cosas.

Ella no sabía nada sobre la cruz todavía, o para el caso ni siquiera sabía cómo José tomaría todo esto, o que dentro de un año ellos serían refugiados en Egipto, o que ella algún día sería una viuda y los cambios que el ser viuda producirían en los capítulos siguientes de su vida. Ella no sabía nada de esto, y de hecho, si ella hubiera necesitado saber cada detalle por adelantado, tal vez hubiera respondido a la segura diciendo “¡no!” a Dios. Esto es debido a que una respuesta plena a su llamado significa hacer decisiones basándonos no en el temor sino en la confianza.

Y esto requiere valentía también, la cual se nos concede cuando verdaderamente creemos que nada es imposible para Dios. Ni siquiera el hecho inaudito de que la anciana Isabel está en su 6º mes de embarazo. Ni siquiera el hecho inaudito de que un hombre de 70 años de edad está a punto de ser ordenado sacerdote. ¡Nada es imposible para Dios!

Y por eso Jack, al asumir las responsabilidades del sacerdocio, recuerda que como el Ángel Gabriel, tú serás mensajero de las Buenas Nuevas de Jesucristo en todo lo que haces. En cada Misa que celebres, en cada homilía que prepares, cada vez que interactúes con el pueblo de Dios confiado a tu cuidado. Tú debes llevar la alegría del Evangelio en cada bautismo, en cada boda, en cada persona que visites en el hospital.

Tú tocarás el corazón de cada penitente con la ternura misericordiosa de Dios y llevarás esperanza a aquellos que se encuentran en circunstancias difíciles. Tú serás una luz en la oscuridad, brillando con la luz del niño cuyo nacimiento celebraremos en 5 días — y cuya concepción fue anunciada en el Evangelio que elegiste para tu ordenación.