1er Domingo de Adviento, Año A

Publicado: December 1, 2019

El Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía el domingo, 1 de diciembre de 2019.


Obispo Taylor

Todas mis vacaciones de niño fueron viajes con mis padres para visitar a mis abuelos en Fort Worth. Nos apilamos a los nueve en la camioneta “station wagon” y partimos de Ponca City en el norte de Oklahoma para lo que entonces era un viaje de seis horas y media, esto fue antes de que se completara la I-35. Cuando éramos niños no teníamos idea de la ruta ni teníamos una idea de cuánto tiempo tomaría.

Con siete niños hubo paradas frecuentes en el baño, niños con mareos de automóvil y el estribillo constante: “¿ya casi llegamos?” Una vez olvidamos a uno de mis hermanos en una gasolinera en Paul's Valley, Oklahoma, y ​​estábamos a 30 minutos de la carretera antes que nadie dijo algo. De hecho, no me di cuenta de su ausencia. Regresamos para encontrarlo bebiendo felizmente una coca-cola que los amables encargados de la gasolinera le habían dado.

Conocíamos el destino: Fort Worth. Pero solo teníamos una vaga noción de las paradas intermedias: había desvíos y sabíamos que habría un almuerzo de picnic en algún momento. Papá conocía la ruta y estaba al volante. El resto de nosotros estuvimos en el viaje, por cuánto tiempo, no lo sabíamos. Solo sabíamos que estábamos cerca de Fort Worth cuando su horizonte finalmente apareció a la vista.

Si quieres llegar al destino final del cielo, debes estar seguro de que Jesús es ahora al volante de tu vida, porque como dije, es él que sabe el camino. Y, por supuesto, esto requiere que intentas vivir como él quiere que vivas.

Hoy es el primer domingo de Adviento. Acabamos de emprender el camino de otro año litúrgico. Nuestras lecturas nos hablan sobre la jornada de vida en la que estamos, guidos por Cristo a nuestro destino final, el Reino de Dios. Al igual que los niños que se dirigen a Fort Worth, no sabemos cuánto durará esta jornada, ni cuáles serán las paradas intermedias.

¿Habrá paradas de emergencia inesperadas en el consultorio del médico? ¿Enfrentaremos un abandono más grave que simplemente quedarnos olvidados por una hora en una gasolinera? ¿Desvíos debido a transferencias de trabajo o problemas legales, cosas que hemos hecho o que nos hicieron? ¿Problemas familiares, una ganancia financiera inesperada o un momento de desastre financiero?  Buenos y malos momentos. Enfermedad y salud.

Nos dirigimos al Reino de Dios — y para alcanzarlo, tenemos que estar seguros de que Jesús está al volante, porque solo él sabe el camino. Hay algunas cosas sobre las cuales tenemos mucha influencia, pero también hay otras áreas sobre las que tenemos muy poco control. Pero un día nuestro destino repentinamente aparecerá a la vista. "El Hijo del Hombre viene a una hora que no esperamos".

Apuesto a que cada uno de ustedes ha tenido la experiencia de como la vida puede llevarnos en direcciones que no esperábamos. Es cierto que esto ha sido mi experiencia. La mayoría de estas experiencias han sido muy positivas — nunca soñé que el Señor me concediera el gran privilegio de ser el Obispo de Little Rock, ni todas las demás asignaciones con las que me ha bendecido durante casi 40 años de ministerio sacerdotal. Pero ha habido también algunos momentos dolorosos, por ejemplo, tener que celebrar los funerales de dos de las víctimas de atentado famoso en Oklahoma City.

(Dudo que alguno de ustedes presos esperara que su jornada de vida los llevara a los muros de esta prisión, pero Dios puede convertir incluso lo peor que hemos hecho para sus propósitos. Puede o no tener una idea clara de cuánto durará este desvío en su jornada de vida, ni ninguna de las otras paradas intermedias probables en el camino.)

Si quieres llegar al destino final del cielo, debes estar seguro de que Jesús es ahora al volante de tu vida, porque como dije, es él que sabe el camino. Y, por supuesto, esto requiere que intentas vivir como él quiere que vivas. En nuestra segunda lectura de hoy, San Pablo nos da una lista de cosas que no son aceptables, incluyendo inmoralidad sexual, rivalidades y envidias.

Es por eso que Jesús dice en el Evangelio de hoy que conviene estar preparados para cualquier cosa, tanto paradas inesperadas en el camino como la parada inesperada final al final de la jornada, cuando nuestro destino eterno de repente aparece a la vista. Como dice nuestro Evangelio: "Tú también debes estar preparado, porque el Hijo del Hombre vendrá a una hora que no esperas".