Cuarto Domingo de Adviento 2014, Año B

Publicado: December 21, 2014

Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía durante una Misa para los seminaristas de la Diócesis de Little Rock en la Casa de Formación en Little Rock el domingo, 21 de diciembre, 2014.

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Obispo Taylor

El Relato de la Infancia con el cual Lucas comienza su Evangelio describe una serie de eventos mediante los cuales Dios reveló quién es Juan el Bautista, quién es Jesús, y cuál es su misión. El Evangelio de hoy contiene la anunciación a María sobre la concepción de Jesús. Fue precedida por la anunciación a Zacarías sobre la de Juan el Bautista y después por la Visitación, el encuentro de las dos madres, María e Isabel.

En ambos casos el nombre del niño no fue elegido por sus padres, sino más bien fue impuesto por un ángel del cielo para indicar la misión que Dios asignó a ese niño. “Juan” significa “el Señor es misericordioso” y su misión fue la de anunciar la misericordia de Dios quien enviaría al tan esperado Mesías. “Jesús” significa “el Señor salva” y se refiere a su misión aún mayor como Mesías a quien el Padre envió para salvarnos, para liberarnos del poder del pecado y de la muerte.

Observen que la semejanza entre estos dos relatos no es igual — de hecho ¡todo acerca de Jesús sobrepasa la semejanza en la vida de Juan! Así que mientras los padres de Juan son llamados “justos” porque cumplen con la ley, María es “llena de gracia” lo cual indica una forma de santidad aún mayor que el cumplir con la ley. Por esa razón, más tarde se comprendió que esta frase se refiere implícitamente a la Inmaculada Concepción.

María no duda, pero siendo una virgen sí pregunta cómo esta concepción humanamente imposible se llevaría a cabo.

Y observen los contrastes. Zacarías duda de lo que fue anunciado — que la anciana y estéril Isabel podría concebir — y por eso fue castigado. María no duda, pero siendo una virgen sí pregunta cómo esta concepción humanamente imposible se llevaría a cabo. Luego al recibir la respuesta del ángel: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti …” ella demuestra su abandono total a la voluntad de Dios: “cúmplase en mí lo que me has dicho”.

Cada persona mencionada en estas historias tiene un papel en el plan de Dios. No se les da una serie de opciones para que elijan la que les gusta más. Dios ya la ha elegido por ellos y se les invita a que abracen esa opción. La opción del Padre con respecto a Juan el Bautista y a Jesús es revelada desde el comienzo de su vida: incluso sus nombres indican su papel en el plan de Dios.

Pero ya que todavía no nacían, ellos aprenderán, de hecho, lo que esto significa a medida que crecen. María era una adolescente cuando Dios le reveló su papel, aunque — sin saberlo ella — él había estado preparándola para este papel justo desde el momento de su Inmaculada Concepción. Y luego Zacarías e Isabel tuvieron un papel a temprana edad y luego Dios les dio un nuevo papel después. Pero en cada uno de estos casos, ellos tienen que abrazar ese papel libremente, abandonándose a sí mismos completamente a la voluntad de Dios. Cuando no lo hacen, hay problemas — como en el caso de Zacarías, aunque finalmente accedió.

Y ¿acaso no es esta nuestra historia también? Cada uno de nosotros tiene un papel en el plan de Dios, el cual en tu caso es ser un sacerdote de la Diócesis de Little Rock. Tal vez hayas descubierto que mientras hay muchas opciones allá afuera sobre lo que pudieras hacer con tu vida, sólo una de estas es la respuesta correcta a la pregunta: "¿Qué quiere Dios que haga con mi vida?”.

Aferrarse a las otras opciones es hacer lo que Zacarías hizo: dudar que las promesas que Dios te hace se cumplirán. Tal duda lo dejó mudo hasta que finalmente se abandonó a sí mismo a la voluntad de Dios. Lo mismo ocurre cuando nos rehusamos a soltar las opciones que no están en el plan de Dios para nosotros: terminamos inmovilizados por la duda. Es por eso que María es nuestro ejemplo a seguir, no Zacarías.

El Seminario es un tiempo para discernir no sobre cuál opción elegir, sino más bien sobre cómo responder plenamente y fielmente a tu llamado de Dios y por lo tanto abrazar libremente tu papel en su plan…  ya sea si el hecho de tu llamado al sacerdocio te fue revelado (por lo menos en cierto modo) a una edad temprana o no, o como María que te fue revelado en tu adolescencia (quizá en la preparatoria o tal vez  en un retiro de Búsqueda), o después — como Jack Sidler quien tuvo un papel como esposo y padre de familia a una edad temprana, y ahora tiene un nuevo papel como sacerdote mucho tiempo después.

Pero en todos los casos, se trata de abrazar la voluntad de Dios libremente como lo hizo María, abandonándonos a nosotros mismos totalmente a la voluntad de Dios: “cúmplase en mí lo que me has dicho”.