4º Domingo de Adviento, Año C, 2015

Publicado: December 20, 2015

Obispo Anthony B. Taylor predicada la siguiente homilía en Iglesia de Santa Teresa de Little Rock y para una Misa con seminaristas en Iglesia de Ntra. Sra. del Buen Consejo de Little Rock el domingo 20 de diciembre de 2015.


Obispo Taylor

Cada vez que tenemos algo especial que compartir con alguien, los visitamos en persona si es posible. Cosas grandes y cosas pequeñas, cosas felices y cosas tristes.

Cosas grandes: ¿Cómo les dijiste a tus padres que habías decidido (ingresar al seminario/casarte)? Les pediste que se sentaran y compartiste las emocionantes noticias. Tal vez sólo para descubrir que ellos ya lo sabían. O noticias sobre una grave enfermedad: apartaste a la persona y le dijiste personalmente. Incluso hacemos esto con las cosas pequeñas.

Llamamos a un amigo y le decimos: “Eh, juntémonos para tomar un café, tengo algo que decirte”. Y en cada caso hay anticipación, preparación emocional y respuesta emotiva, lo cual idealmente conduce al apoyo y comprensión.

Ya se acerca la Navidad, un tiempo cuando las familias se reúnen para compartir unos con otros. Comparten cosas grandes y cosas pequeñas, cosas felices y cosas tristes.

En el Evangelio de hoy María tiene algo especial que compartir con Isabel. Grandes noticias en la vida de ambas. Ella está muy emocionada, así que va “presurosa” a un pueblo en las montañas de Judea, a la casa de Isabel — un camino largo, especialmente para una joven embarazada.

Luego tenemos la respuesta emotiva de Isabel. Ella está emocionada de ver a María. ¡Incluso la creatura saltó en su seno! Y luego comparten cada una las nuevas. La Anunciación a María y el embarazo de Isabel. Ellas comparten sus temores y emoción. Se apoyan y comprenden mutuamente.

Ya se acerca la Navidad, un tiempo cuando las familias se reúnen para compartir unos con otros. Comparten cosas grandes y cosas pequeñas, cosas felices y cosas tristes. Comparten la alegría de estar juntos como familia. Verse uno al otro después de estar alejados por un tiempo. Poniéndose al corriente, viendo cómo han crecido los niños.

También comparten tristezas al recordar miembros de la familia que han fallecido y que no estarán con nosotros este año. U otros que no pudieron estar presentes. Sentimos la pérdida. Compartimos cosas pequeñas: los presentes, los regalos que expresan nuestro amor. Tal vez cantamos juntos o incluso esperamos a Santa Claus.

Pero al hacerlo, debemos recordar a compartir también la mayor de todas las cosas: nuestra fe. Expresamos nuestra fe en las Misas de Adviento y Navidad, en la celebración de las posadas, en los Nacimientos que preparamos y en nuestras tarjetas navideñas.

Expresamos nuestra fe en las oraciones, especialmente antes de la cena de Navidad. Expresamos nuestra fe en todos los gestos de amor que extendemos a la familia y amigos — ¡la razón verdadera de la Navidad!

La Navidad estará aquí en tan sólo unos pocos días. Ya sentimos mucha anticipación. Nos estamos preparando emocionalmente, decorando nuestra casa, preparando comidas especiales, envolviendo regalos, asistiendo a las Posadas.

En un par de días nuestras familias se reunirán para compartir la emoción. Mi oración es que éste sea un tiempo para apoyarnos y comprendernos verdaderamente. Así como la creatura saltó de alegría en el seno de Isabel, que así también todos seamos bendecidos quienes creemos que se cumplirán las palabras del Señor a nosotros.