Sábado, 24ª Semana, Tiempo Ordinario, Ciclo II

Publicado: September 17, 2016

Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía durante la Misa para jubilares religiosos en la Iglesia de Ntra. Sra. de las Almas Benditas de Little Rock el sábado, 17 de septiembre, 2016.


Obispo Taylor

Una de las alegrías de mi infancia era que había un jugador de béisbol con mi mismo nombre: Tony Taylor. Su carrera en las grandes ligas duró desde 1958 a 1975: Cachorros, Filis, Tigres y de regreso a los Filis. Pienso que tengo todas sus tarjetas coleccionables.

Él fue un buen jardinero y un buen bateador. Por supuesto que él no bateó 1,000 — el promedio en su carrera de 17 años fue de .262.

Nadie batea 1,000. De hecho, un jugador de las grandes ligas que le pegue a la pelota ¼ del tiempo es un buen bateador — 1.) a pesar de que no le pegue a la pelota tres veces más de lo sí que le pega, 2.) a pesar de que sus toques sean sencillos y 3.) a pesar de que la mayoría de esos toques sencillos nunca se conviertan en un cuadrangular.

Pero incluso aunque no toquemos la pelota tan frecuente como quisiéramos — por decirlo así — Dios puede hacer que nuestros mejores esfuerzos produzcan mucho más fruto para el Señor de lo que hubiéramos producido por nosotros mismos: ¡multiplicándolo por 30-, 60- y 100-más! ... en nuestras propias vidas y en las vidas de los demás.

Tony Taylor era un buen jugador, pero él no esperaba pegarle a la pelota cada vez que le tocaba batear ... si lo hubiera esperado, ¡él se hubiera decepcionado mucho!

En el Evangelio de hoy, Jesús dice una parábola sobre las expectativas realistas en su — y en nuestra misión de establecer el reino de Dios. Los agricultores plantan muchas semillas: muchas las comen los pájaros o se debilitan por falta de raíces o son obstruidas por la maleza.

Pero algunas sí caen sobre tierra buena y producen una gran cosecha: ¡se multiplica por 30-, 60- o 100-más. Si un agricultor espera que cada semilla produzca, sus expectativas son irreales. Nuestro agricultor cuenta con un promedio de solamente .250 para lograr una buena planta — ¡más o menos igual que Tony Taylor.

Pero multipliquen este .250 por 30, 60 o 100 a uno, a un rendimiento de uno en cuatro semillas que sí produce y ¡verán que estará obteniendo una tremenda ganancia por su esfuerzo general!

Incluso si un jugador lograra un cuadrangular con todas las bases llenas cada vez que le toca batear (un escenario muy poco probable) ¡él solamente obtendría un rendimiento cuádruple por su esfuerzo! Solo cuatro a uno, no 30, 60 o 100 a uno.

Ustedes, Jubilares, han pasado toda una vida trabajando arduamente para lograr las cosas que el Señor ha pedido de ustedes. Algunos enseñando en la escuela, otros en el cuidado médico, otros en la pastoral, etcétera. Y aun así no siempre obtenemos los resultados que esperamos.

Por ejemplo, aquellos de ustedes que fueron maestros en la escuela hicieron sacrificios increíbles por sus alumnos, pero luego muchos de ellos no lo valoraron y ni siquiera hacían su tarea. Otros de ustedes en el cuidado de la salud ayudaron a que los pacientes se recuperaran, y luego algunos regresaron a los mismos malos hábitos de antes cuando regresaron a casa.

Y aquellos en la vida parroquial trabajan arduamente para preparar a las personas para los sacramentos y ellos desaparecen una vez que han recibido el sacramento. Seguro que, todos nosotros en la enseñanza, en el cuidado de la salud y en el trabajo parroquial bateamos más alto que .250.

Aun así, nos duele cuando algunos de ellos no resultaron muy bien. Lugares donde nuestros esfuerzos cayeron al lado del camino, o en terreno pedregoso o entre espinos. Aquellos que después se los llevó las malas compañías, y aquellos que después abandonaron la fe por la cual ustedes habían trabajado tanto en cultivar en ellos, e incluso otros que se han entregado a una vida de egoísmo, avaricia y ambición.

Al recordar todos nuestros esfuerzos tenemos que ser realistas: sólo podemos hacer un tanto y ni siquiera Jesús batea 1, 000 … ¡y él es el Salvador, no nosotros!

Y también en cuanto a esto, ¡lo mismo se aplica a nosotros mismos y a nuestras luchas con el pecado! Nosotros no bateamos 1,000 en nuestras vidas personales; tropezamos o caemos seguramente … y si esperamos la perfección en todo, nuestras expectativas serán muy irreales y estaremos atormentados por la escrupulosidad.

Pero incluso aunque no toquemos la pelota tan frecuente como quisiéramos — por decirlo así — Dios puede hacer que nuestros mejores esfuerzos produzcan mucho más fruto para el Señor de lo que hubiéramos producido por nosotros mismos: ¡multiplicándolo por 30-, 60- y 100-más! ... en nuestras propias vidas y en las vidas de los demás.

Sólo consideren cuánto se multiplicará la cosecha de sus esfuerzos de enseñanza a través de sus alumnos en los hijos o nietos que ellos tengan. Y la cosecha de sus cuidados en los años adicionales que añadan a las vidas de sus pacientes. Etcétera.

¡Jubilares, damos gracias por ustedes! Estamos reunidos aquí hoy para honrarlos y para orar por ustedes. Su promedio de bateo es mucho más alto que Tony Taylor y a lo largo de sus vidas ¡han logrado muchos cuadrangulares! ¡Que Dios los bendiga abundantemente!