Misa de Apertura del Sínodo sobre la Sinodalidad 2021

Publicado: October 17, 2021

El Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía en la Catedral de San Andrés en Little Rock el domingo, 17 de octubre de 2021. Está basada en las lecturas del 29º Domingo del Tiempo Ordinario, Año B.


Obispo Taylor

El mes pasado el Papa Francisco anunció un proceso de reflexión que conducirá a una reunión del Sínodo de Obispos que se llevará a cabo en Roma en octubre de 2023. Él anunció que primero habrá una fase diocesana de reflexión entre ahora y abril, luego una fase nacional, luego una fase regional y finalmente la reunión en Roma. La fase diocesana debía iniciar con una Misa especial en cada Catedral el 17 de octubre — ¡así que aquí estamos!

A palabra “sínodo” significa “caminar juntos y el objetivo es ayudarnos a ser más inclusivos en cómo escuchamos y discernimos nuestro camino hacia adelante como Iglesia, prestando atención especial a los marginados cuyas inquietudes y perspectivas algunas veces pasan desapercibidas. Los tres ejes principales de este proceso son: comunión, participación y misión.

Comunión

La sinodalidad requiere que todos realmente intentemos incluir a aquellos que se sienten excluidos. ... ¿Cómo podemos caminar con la gente que, por algún motivo, se siente en la periferia en la Iglesia y en la sociedad? Hay mucho por aprender uno del otro.

Comunión — unidad en medio de la adversidad, que encuentra sus raíces más profundas en el amor y en la unidad de la Santísima Trinidad. “Es Cristo quien nos reconcilia con el Padre y nos une entre nosotros en el Espíritu Santo. Juntos, nos inspiramos en la escucha de la Palabra de Dios, a través de la Tradición viva de la Iglesia, y nos basamos en el sensus fidei que compartimos”.

Por lo tanto, todos tenemos un rol — no solamente los sacerdotes y los teólogos — “todos tenemos un rol que desempeñar en el discernimiento y la vivencia de la llamada de Dios a su pueblo” y la sinodalidad — caminando juntos — busca escuchar todo lo que todos tienen por contribuir, especialmente aquellos de quienes no escuchamos mucho.

Participación

Participación construye sobre la comunión y busca la colaboración de todos en este proceso del ejercicio de la escucha profunda y respetuosa de los demás. El objetivo es que de esta manera “se crea un espacio para escuchar juntos al Espíritu Santo” y de este modo tener una idea de la dirección que debe tomar la Iglesia en este momento en la historia.

“En una Iglesia sinodal, toda la comunidad” — laicos, consagrados y ordenados — “en la libre y rica diversidad de sus miembros, está llamada a rezar, escuchar, analizar, dialogar, discernir y aconsejar para tomar decisiones pastorales que correspondan lo más posible a la voluntad de Dios”.

La sinodalidad requiere que todos realmente intentemos incluir a aquellos que se sienten excluidos. ¿Quiénes serían estas personas en el mundo hoy? ¿Qué hay de aquellos que no cuentan con un estatus legal en nuestro país? ¿O los ancianos abandonados en asilos? ¿Qué hay de la gente viviendo en barrios agobiados por el crimen? ¿Qué hay de la gente que se siente excluida en la Iglesia hoy? ¿Qué hay de la gente que siente atracción por personas del mismo sexo? ¿O las parejas que viven juntas fuera del matrimonio? ¿Cómo podemos caminar con la gente que, por algún motivo, se siente en la periferia en la Iglesia y en la sociedad? Hay mucho por aprender uno del otro.

Misión

Misión — Luego una vez que hayamos compartido un sentido de dirección, el Espíritu Santo nos guiará hacia adelante para compartir el amor de Dios con toda la familia humana, y especialmente “con aquellos que viven en las periferias espirituales, sociales, económicas, políticas, geográficas y existenciales de nuestro mundo”. Mediante la sinodalidad nos convertimos en “levadura al servicio de la llegada del Reino de Dios”.

En el Evangelio de hoy, Santiago y Juan le piden a Jesús los puestos más altos en su reino, sentarse una a su derecha y el otro a su izquierda cuando llegue a su gloria. Jesús confronta su ambición egoísta de frente, insistiendo que la autopromoción no te llevará a ningún lado en el Reino de Dios ... ya que la grandeza no se mide por el rango o puesto.

La gente extraordinaria en el cielo son aquellos que — como Jesús — se hicieron ellos mismos los esclavos de todos y dieron sus vidas como recompensa para muchos. ¡Ah, la Gloria de la movilidad descendente, el corazón de las Buenas Nuevas de Jesucristo! Y, ¿acaso no es esto el corazón de la sinodalidad también?

La verdad es horizontal al igual que vertical y se requiere humildad para escuchar verdaderamente con un corazón abierto a los demás cuya experiencia de vida y perspectiva de las cosas pueden ser diferentes a las nuestras. Sin embargo, el Espíritu Santo está allí también — ¡él está en todas partes! Así que roguemos para que a través de esta experiencia nos convirtamos en una Iglesia más sinodal, caracterizada por la comunión, participación y misión a medida que caminamos juntos reflexionando sobre lo que Dios está pidiendo hoy.