26º Domingo del Tiempo Ordinario, Año B 2021

Publicado: September 26, 2021

El Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía en la Catedral de San Andrés en Little Rock el domingo, 26 de septiembre de 2021.


Obispo Taylor

Un sacerdote que admiro mucho, el Monseñor Cecil Finn, murió en Tulsa hace algunos años a la edad de 85 años después de casi 60 años de servicio como sacerdote en Oklahoma. Cuando era joven era un atleta excelente y aun en su vejez nadaba todos los días.

Era muy estimado y tenía muchos amigos. Siempre decía que le preocupaba que su vida era tan feliz con tan buena salud, de modo que le pedía a Dios mandarle alguna adversidad ahora para que no tenga que pasar tanto tiempo en purgatorio después. Así que un día el Señor respondió a sus oraciones: le mandó una embolia y los últimos ocho años de su vida eran muy difíciles. Ahora decía: No pide a Dios nada de tu purgatorio en esta vida. ¡Es muy duro! ¡Es mucho mejor confiar en su misericordia divina!

Y ¿sabes qué? ¡El infierno es mucho peor! En el Evangelio de hoy, Jesús dice que sea mejor perder una mano o un pie o un ojo que terminar allí; sea mejor que se le ahogue uno con una enorme piedra de molina al cuello que terminar en ese lugar de fuego que no se apaga. Pero claro que mutilarse uno no es la solución: ¡los mutilados y cojos pueden terminar en el infierno lo mismo que nosotros! Lo que quiere decir es que si tú piensas que eso sea malo, ¡el infierno será mucho peor! Si eres listo, ¡harás todo lo posible para evitar sus llamas eternas de fuego!

Pero claro que mutilarse uno no es la solución: ¡los mutilados y cojos pueden terminar en el infierno lo mismo que nosotros! Lo que quiere decir es que si tú piensas que eso sea malo, ¡el infierno será mucho peor! Si eres listo, ¡harás todo lo posible para evitar sus llamas eternas de fuego!

¡Y ayudar a otros evitarlo también! Cuando Juan le dijo a Jesús: Hemos visto a uno que expulsaba a los demonios en tu nombre, y como no es de los nuestros, se lo prohibimos, Jesús les dijo no prohibirlos ... todo aquel que no está contra nosotros, está a nuestro favor. De modo que otros cristianos logran a tocarle el corazón y le cambie la vida de modo que evita el infierno, pues eso es más importante que la lucha contra errores teológicos: No hay ninguno que haga milagros en mi nombre, que luego sea capaz de hablar mal de mí.

Todo aquel que no está contra nosotros, está a nuestro favor. ¡Mejor ser buen protestante que un católico malo! Tal vez nos oponen en cuanto Iglesia, pero no se oponen a Jesús y eso es importante. Claro, es mucho mejor tener los Sacramentos y una teología correcta, mucho mejor ser buen católico, pero el mero hecho de ser católico no te salvará del infierno. A fin de cuentas, ¡hasta Hitler fue un católico!

Por ejemplo, algo que les atrae a algunos a las Iglesias evangélicas es su prohibición de alcohol, lo que parece malas noticias a nosotros que disfrutamos de nuestras cervecitas, pero suena como buenas noticias a los que sufren el infierno en vida debido al alcoholismo, suyo o de un ser querido. Así que en la medida que logran expulsar ese demonio en el nombre de Jesús — para así decirlo — debemos regocijar en el buen resultado aun cuando su teología esté equivocada.

Dios no nos prohíbe tomar alcohol: ¡Jesús mismo tomó vino en la Última Cena y nos dijo hacer igual en memoria de él! Lo que prohíbe Dios es la borrachera, el abuso de alcohol. Si una persona no puede controlarse, entonces no debe tomar nada — nunca — por esa incapacidad ... y dejarlo será parte de su purgatorio aquí en la tierra.

Y lo mismo se aplica a cualquier otro vicio que se haya apoderado de nuestras vidas. Por ejemplo, la adicción a la pornografía, que ha destruido muchos matrimonios. Si cree que renunciar a este o cualquier otro vicio será difícil, considera cuanto peor será el infierno ... ¡o de hecho, el purgatorio! ¡Si eres inteligente, harás todo lo posible para evitar su fuego inextinguible!