Misa con Seminaristas y Padres 2015

Publicado: August 8, 2015

Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía en la Iglesia de Catedral de San Andrés de Little Rock el sábado de 8 de agosto de 2015.


Obispo Taylor

El Evangelio de hoy comienza con los adversarios de Jesús decidiendo eliminarlo. Jesús ha estado desafiando la rigidez inhumana con la cual ellos estaban aplicando sus enseñanzas sobre el día sábado. En otros lugares él dice “El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado”, hablando con autoridad aunque no cuenta con acreditaciones reconocidas.

Esto, además del hecho de que Dios está sanando a través de él en el día sábado, ha comenzado a debilitar severamente su autoridad a los ojos del pueblo y así sus adversarios concluyen que él es el problema que no desaparecerá a menos que ellos tomen pasos para deshacerse de él. Ellos piensan que, una vez que se calmen las cosas ellos pueden regresar a hacer lo mismo. Así que Mateo nos invita a que veamos de dónde viene la autoridad de Jesús.

A diferencia de sus adversarios, la autoridad de Jesús viene no de acreditaciones humanas sino más bien de acreditaciones divinas, del hecho que él es el Mesías ungido por Dios y enviado por Dios para salvarnos. Y para enfatizar su punto, Mateo cita a Isaías para comprobar que Jesús está cumpliendo lo que Dios ha prometido en las Escrituras: “He aquí mi siervo a quien yo sostengo, mi elegido, al que escogí con gusto. He puesto mi espíritu sobre él, y hará que la justicia llegue a las naciones …” etcétera.

Así que es importante recordar que no se trata sobre nosotros y si nos oponemos personalmente, puede ser porque sentimos que nuestra autoridad está siendo amenazada, lo cual fue lo que los adversarios de Jesús estaban sintiendo.

Así que la autoridad de Jesús viene directamente de Dios y todo lo que está sucediendo — sus enseñanzas, sus milagros, al igual que la creciente oposición y la decisión de sus adversarios de tramar su muerte — todo está desarrollándose de acuerdo al plan de Dios para nuestra salvación, incluyendo finalmente la extensión de su misión para incluir aun a los gentiles.

Mi pregunta para ustedes hoy es: ¿Cómo podemos asegurarnos de no caer en la misma trampa como los adversarios de Jesús?” Cuando dejen el seminario, contarán con una educación teológica excelente y acreditaciones reconocidas. Con la ordenación se les otorgará verdadera autoridad en la vida de la Iglesia. Se presentarán asuntos controversiales y ustedes se basarán en su educación y enseñanza de la Iglesia para responder preguntas sobre lo que está permitido y lo que no está permitido.

Vemos esto en el caso más reciente sobre el matrimonio del mismo sexo: la teología es clara, lo que está permitido y lo que no está permitido está claro, pero la respuesta pastoral es complicada debido a la realidad de nuestra condición humana quebrantada. Ellos son seres humanos a quienes debemos tratar con amor y respeto no con rigidez inhumana — después de todo, ¿acaso no dijo Jesús: “El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado?"

Y no importa cuán amable articulemos la verdad, siempre habrá algunos que desafíen nuestra autoridad para hablar sobre cualquier asunto con el que no están de acuerdo, especialmente cuando nuestra respuesta es “¡No!”. Así que es importante recordar que no se trata sobre nosotros y si nos oponemos personalmente, puede ser porque sentimos que nuestra autoridad está siendo amenazada, lo cual fue lo que los adversarios de Jesús estaban sintiendo.

Pero si queremos a Jesús tratamos estos asuntos basándonos en una autoridad mayor que nosotros mismos, que es, la autoridad del Señor, entonces dicha oposición no importará porque así como Jesús, nuestra autoridad viene no de acreditaciones humanas sino más bien por acreditaciones divinas, por el hecho de que nuestro corazón, mente y voluntad están conformados a la de Jesús, el Mesías ungido por Dios y enviado por Dios para salvarnos.

Nosotros también somos ungidos, en la Confirmación, y los sacerdotes aún más, ungidos en la ordenación. Entonces ¿qué no debería ser el caso de que en Jesús Dios continuará cumpliendo también a través de nosotros lo que prometió hace mucho tiempo a través de Isaías? He aquí mi siervo a quien yo sostengo, mi elegido, (éste somos tú y yo) al que escogí con gusto. He puesto mi espíritu sobre él, y hará que la justicia llegue a las naciones …” etcétera.

La autoridad de Jesús viene directamente de Dios y también a través de Jesús la nuestra. Todo lo que está sucediendo en el mundo de hoy—todas las cosas buenas y todas las cosas malas, así como en el tiempo de Jesús — todo está desarrollándose de acuerdo al plan de Dios para nuestra salvación y a ustedes y a mí se nos ha dado un rol importante en ese plan aquí mismo en la Diócesis de Little Rock.